La Fundación Antártica 21, GIZ y el Instituto Antártico Chileno se unen en un esfuerzo por proteger el medio ambiente en la Antártica y cumplir con los acuerdos del Protocolo de Madrid firmado hace 30 años. En esta línea, han dado a conocer la presentación del piloto GIZ de hidrógeno verde.
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El objetivo del proyecto es convertir la Antártica en una zona libre de carbono mediante una producción limpia de hidrógeno en el propio continente. La recomendación se basa en evitar el transporte y almacenamiento de este combustible en lugares distantes, lo que conllevaría mayores riesgos y contaminación.
El piloto GIZ busca encontrar escalas de producción de hidrógeno verde directamente en la Antártica, permitiendo su consumo interno y reduciendo significativamente la huella ambiental. Además, se espera que, junto con la puesta en marcha de la nueva base Escudero en aproximadamente 10 años, esta planta de hidrógeno verde suministre energía a la base y a todos los generadores eléctricos, eliminando así la dependencia de combustibles fósiles como el diesel o el petróleo.
Este proyecto representa un importante paso para disminuir la contaminación en el continente blanco y contribuir a su preservación como uno de los ecosistemas más sensibles y valiosos del planeta. La iniciativa demuestra el compromiso de diversas instituciones en la búsqueda de soluciones sustentables para proteger la Antártica y su entorno único.
