Cada 27 de abril se celebra el Día Mundial del Diseño Gráfico, una ocasión que nos invita a reflexionar sobre la importancia de los mensajes visuales en nuestra vida cotidiana y su impacto en nuestra percepción del mundo. En el contexto regional, uno de los íconos más destacados es la bandera de Magallanes.
El diseño de la bandera magallánica es rico en simbolismo: el azul representa el cielo, coronado por la constelación de la Cruz del Sur; el borde aserrado simboliza el horizonte montañoso; el amarillo ocre refleja la vegetación típica de la estepa; y la franja blanca representa la nieve que cubre las montañas patagónicas.
Aunque para muchos resulta difícil imaginar la vida sin este símbolo, su fecha de promulgación no es tan lejana. Fue en 1996 cuando el intendente Ricardo Salles, junto al CORE de la época, llegaron a un consenso sobre los símbolos que representarían la región. Salles recuerda el proceso como un trabajo conjunto que demostró que, a pesar de las diferencias políticas, era posible trabajar por el bien común y el amor a la región.
Desde su promulgación en 1996, la bandera de Magallanes se ha incorporado lentamente en la cotidianidad de la región, trascendiendo la institucionalidad para convertirse en un auténtico ícono de arraigo y pertenencia territorial.
En 2011, durante las protestas por el alza del gas, la bandera se convirtió en el símbolo de una lucha colectiva de una región que se sentía aislada de las decisiones del país.
Hoy en día, la bandera de Magallanes es un símbolo de identificación entre sus habitantes, trascendiendo diferencias y cobijando la esperanza de un futuro mejor. Se alza en grandes recitales, adorna mochilas de estudiantes fuera de la región y se exhibe con orgullo en hogares alrededor del mundo, siendo un refugio de nuestra identidad regional.