Este sábado, Punta Arenas vivirá uno de los eventos más esperados del invierno magallánico: el tradicional chapuzón al Estrecho de Magallanes, que este año alcanzará un récord de participación con más de 7.400 personas inscritas.
Lo que para los magallánicos es una arraigada tradición que marca el inicio de las Invernadas, para miles de visitantes de todo Chile y el mundo es una experiencia extrema, inolvidable… y cuyo origen pocos conocen. Esta historia comenzó en el año 2008, impulsada por un grupo de jóvenes kayakistas y funcionarios municipales.
Víctor Rojas, funcionario municipal y uno de los pioneros, recuerda: “La idea partió con unos jóvenes que hacían kayak en Agua Fresca. Nos costó bastante, porque al principio no teníamos muchos participantes. Los primeros valientes fueron solo 16 personas… y la experiencia fue terrible”, comenta entre risas.
Con el paso de los años, la actividad se transformó en una verdadera tradición regional y un atractivo turístico. Así lo destaca Hernán Altamirano, administrador municipal: “Cada año nos sorprende la cantidad de gente que llega, no solo de Punta Arenas, sino también de otras regiones y del extranjero”.
Este año, la cifra de participantes rompe todos los récords: 7.400 kits fueron entregados para quienes se atreverán a desafiar las gélidas aguas del Estrecho, con temperaturas que este sábado podrían llegar a los -2°C, con una sensación térmica de -6°C a -7°C. El agua, en tanto, alcanzará apenas los 5°C.
Pero eso no detiene a quienes ya han hecho del chapuzón una parte de su vida. Una participante habitual lo resume con entusiasmo: “Es mi quinta vez. Soy magallánica y esto se disfruta. Lo más difícil es la entrada al agua, después solo queda pasarlo bien. En el auto tenemos todo: ropa seca, cafecito, y listo”.
Entre los debutantes está Cristóbal, de 18 años, que se animó junto a sus amigos: “Desde hace tres meses lo planeamos. Pase lo que pase, vamos con todo”, dijo con energía, aunque confesó que después del salto: “Moriremos de frío, pero tendremos algo calentito a mano”.
Otro caso es el de un joven de Talcahuano: “Mi hermano y mi cuñada me inscribieron sin preguntarme. Me pagaron el pasaje y hasta mi jefe me dio los días. Con la condición de que me tire al agua, así que no hay vuelta atrás”.
Y como cada año, la recomendación es abrigarse inmediatamente después del baño, tomar algo caliente y moverse para entrar en calor. “Un buen café, ropa seca y música ayudan a pasar el frío y disfrutar la experiencia”, señalan desde la organización.
El chapuzón del Estrecho no solo es una actividad deportiva, sino un rito identitario para los magallánicos. Un desafío extremo a solo una hora de la Antártica que este sábado reunirá a miles de personas decididas a lanzarse al agua helada… solo por el orgullo de decir: “Yo lo hice”.
