El Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) dio inicio al proceso de revisión de tres megaproyectos vinculados al desarrollo del hidrógeno verde en la Región de Magallanes, dos de los cuales representan una inversión conjunta estimada de 27 mil millones de dólares. Estos proyectos podrían marcar un antes y un después en la matriz energética y económica del país.
El seremi de Medio Ambiente, Enrique Rebolledo, explicó que los tres proyectos en evaluación se encuentran en distintas etapas de desarrollo. El primero corresponde a GIFI, que contempla tanto un parque eólico como una planta química. Le sigue el proyecto HNH, ingresado en 2023, que en su momento se convirtió en el más grande presentado ante el sistema de evaluación de impacto ambiental, con una inversión de 11 mil millones de dólares. Finalmente, el proyecto más reciente pertenece al titular Total Eren, con una inversión aún mayor, cercana a los 16 mil millones de dólares.
A pesar de que llamó la atención que estos complejos proyectos estén inicialmente bajo la revisión de solo 8 profesionales del SEA, Rebolledo aclaró que no están solos en el proceso. “Esto se hace a través de lo que llamamos OVAECAs, que son los Organismos del Estado con Competencias Ambientales. Una vez que un proyecto ingresa al sistema, el SEA designa un evaluador que lo deriva a estas entidades para que emitan sus pronunciamientos técnicos”, explicó.
El seremi también abordó la preocupación sobre los plazos de evaluación, señalando que el Estado tiene 30 días hábiles para revisar los antecedentes, conforme a la legislación vigente. Sin embargo, indicó que los retrasos muchas veces provienen de las propias empresas titulares de los proyectos, que solicitan suspensiones para responder con mayor detalle a las observaciones realizadas. “El Estado cumple los plazos. Pero cuando los organismos del Estado hacen observaciones en el informe consolidado, los titulares suelen pedir suspensiones voluntarias para responder mejor. Por eso, los tiempos no siempre dependen de nosotros”, puntualizó.
Los megaproyectos de hidrógeno verde representan una oportunidad estratégica para la diversificación energética, así como para la dinamización de la economía regional y nacional, aunque también implican desafíos técnicos y ambientales de gran envergadura que deben ser revisados con rigurosidad.