En el Hospital Clínico Magallanes, los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) cuentan con un programa de rehabilitación integral desarrollado en colaboración con el Centro de Rehabilitación Club de Leones Cruz del Sur. Este enfoque, basado en la coordinación entre ambas instituciones, ofrece una atención adaptada a las necesidades específicas de cada paciente. Según Heriberto Enríquez Díaz, jefe técnico del centro, “la derivación del paciente con ACV es una articulación mediada entre el hospital y el centro de rehabilitación, estableciendo una categorización y modalidades de intervención".
Este modelo permite que el proceso de rehabilitación inicie apenas 72 horas después del alta hospitalaria, facilitado por un equipo interdisciplinario que adapta el tratamiento a cada caso. Para pacientes con necesidades complejas, se ofrece atención domiciliaria, mientras que aquellos con niveles funcionales más altos pueden acudir al centro. Los equipos incluyen profesionales de diversas áreas, como trabajo social, psicología y terapia ocupacional, quienes adoptan un enfoque integral que también incorpora al entorno familiar, garantizando así un apoyo integral y duradero.
El doctor Ramiro Fernández Calderón, jefe de la Unidad de Neurología del hospital, destacó la importancia de la continuidad en el tratamiento: “Una vez que el paciente es dado de alta, debe continuar su rehabilitación en el Centro de Rehabilitación, un espacio adecuado que permite dar continuidad al tratamiento". Este centro cuenta con instalaciones de primer nivel y ofrece un amplio espectro de terapias, incluyendo terapia motora, ocupacional, fonoaudiología y asesoría nutricional.
Además de las terapias tradicionales, el centro ha integrado tecnologías avanzadas, como la estimulación magnética transcranial y la estimulación eléctrica funcional, herramientas que permiten un enfoque más analítico y preciso en la recuperación. También cuentan con laboratorios de marcha y métricas estandarizadas para monitorear el progreso de los pacientes, optimizando el proceso de recuperación.
Uno de los pacientes que ha experimentado de cerca este proceso de rehabilitación es Luis Uribe Cárdenas, de 62 años, quien sufrió un ACV en abril de 2020. Enfrentando un proceso desafiante de recuperación, Uribe reflexiona sobre sus avances: “Al principio fue difícil, porque dependía de otros para hacer mis cosas, comer y vestirme. Con el tiempo y gracias a mi asistencia en el centro, hoy hago casi todas esas cosas de forma independiente”.