El último informe del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, titulado “Personas mayores de 50 años al aula: Tendencias de participación en espacios de educación formal”, presenta un análisis exhaustivo sobre la participación de las personas mayores de 50 años en la educación formal en Chile. El estudio aborda diversos aspectos, como la alfabetización, los niveles educativos alcanzados, las modalidades de enseñanza y las diferencias de género en la participación educativa.
El informe destaca que, si bien las generaciones más jóvenes han avanzado considerablemente en sus niveles educativos, las personas mayores presentan aún niveles educativos más bajos. Según los datos de la Encuesta CASEN 2022, un 3,1% de las personas entre 55 y 59 años no sabe leer ni escribir, cifra que aumenta con la edad, alcanzando un alarmante 13,8% en el grupo de 80 años o más. En zonas rurales, el analfabetismo alcanza el 15,4%, mientras que en áreas urbanas disminuye considerablemente. Este fenómeno está estrechamente vinculado con la pobreza y las desigualdades estructurales en el país.
Una de las cifras más destacadas en el informe es el crecimiento de la matrícula de personas mayores de 50 años en educación superior. Entre 2013 y 2024, la matrícula creció un 157%, alcanzando casi 27 mil estudiantes. La mayor parte de esta matrícula se concentra en los institutos profesionales (42,3%), seguidos por universidades privadas (27,9%). Este notable aumento refleja una nueva realidad en la educación superior chilena, donde la participación de estudiantes mayores está en auge, lo que genera tanto oportunidades como desafíos, tales como la intergeneracionalidad en el aula. Aunque la interacción entre distintas generaciones puede fomentar aprendizajes mutuos, también existen barreras, como la adaptación tecnológica y los prejuicios relacionados con la edad.
Las motivaciones para que las personas mayores de 50 años decidan retomar sus estudios varían. Algunos buscan mejorar sus oportunidades laborales, otros lo hacen por realización personal o para socializar. Sin embargo, también enfrentan obstáculos significativos, como falta de tiempo, limitaciones tecnológicas, costos elevados, discriminación por edad y la ausencia de programas adecuados para sus necesidades.
A pesar de los desafíos, Chile ha impulsado diversas modalidades y programas de reescolarización para personas mayores. Entre ellos destaca la Educación para Personas Jóvenes y Adultos (EPJA), que ofrece opciones flexibles para quienes no completaron sus estudios en su juventud. Además, el Plan de Alfabetización Contigo Aprendo (iniciado en 2020) y el Programa Aprende Mayor (dirigido a mayores de 60 años) han permitido que miles de personas finalicen su educación básica. Este último programa, que es gratuito y tiene alcance nacional, es liderado por SENAMA, MINEDUC y Banco Santander.
Los programas dirigidos a personas mayores de 50 años han mostrado un aumento significativo en su cobertura. En los últimos 12 años, el número de beneficiarios ha crecido en un 364%, pasando de 9.154 a 42.478 en 2024. Este crecimiento resalta el interés creciente en la educación continua y su impacto en la calidad de vida de las personas mayores.
Christian Abello, gerente general de Compañía de Seguros Confuturo, comentó sobre el reporte: “Este estudio revela la importancia de la continuidad de los estudios a lo largo de todas las generaciones. La educación puede tener un impacto significativo en la trayectoria de vida de las personas y en su bienestar”. En esta línea, Confuturo lanzó en 2020 su Portal de Formación gratuito, enfocado en el segmento 60+, con más de 45 cursos diseñados para mejorar las habilidades diarias y, por ende, la calidad de vida de los participantes.
Por su parte, Macarena Rojas, directora de gestión del Observatorio del Envejecimiento UC-Confuturo, subrayó que “la educación superior no solo promueve el desarrollo personal, sino que refuerza la cohesión social y la integración intergeneracional. Es crucial fomentar políticas que faciliten el acceso y la permanencia de las personas mayores en estos espacios educativos”.
El acceso a la educación formal por parte de las personas mayores de 50 años ha aumentado notablemente en Chile, lo que es una muestra positiva del avance hacia una sociedad más inclusiva y equitativa. A medida que crecen las iniciativas y programas destinados a este grupo etario, es fundamental seguir apoyando y desarrollando estrategias que faciliten su participación continua en el ámbito educativo.