El ciprés centenario que cayó recientemente en plena avenida Colón en Punta Arenas no será utilizado con fines artesanales, como ocurrió anteriormente con el árbol caído en la Plaza Muñoz Gamero, sino que será donado como leña a agrupaciones sociales que lo solicitaron, según confirmaron fuentes municipales.
La caída de este ejemplar ha abierto nuevamente el debate sobre la permanencia de árboles no nativos en zonas urbanas expuestas a fuertes vientos. En este sentido, el magíster en ciencias con mención en botánica, Ernesto Teneb, explicó que si bien no se observaban signos evidentes de daño estructural o pudrición, la edad del árbol y la intensidad del viento pudieron haber sido factores determinantes en su colapso.
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“Es difícil establecer una causa única para la caída de estos árboles, pero hay que entender varios factores. Uno de ellos es la longevidad. La mayoría de estos ejemplares debe tener más de cien años. A pesar de que revisé el tronco y no se veían evidencias de pudrición o ataque de patógenos, me parece que la edad ya está superando su vida útil”, señaló Teneb.
Durante los días previos al incidente, la ciudad experimentó fuertes ráfagas de viento, lo que habría contribuido al quiebre del ciprés. Según el experto, es necesario monitorear el estado de otros árboles similares en sectores urbanos, dado que no se puede descartar la posibilidad de que ocurra un hecho similar.
“Existe la posibilidad de que pueda caer algún otro árbol. En ese sentido, es importante tomar precauciones para evitar que estos eventos pongan en riesgo la seguridad de las personas”, advirtió.
El ejemplar caído correspondía a un Ciprés de Monterrey, una especie conífera no nativa de la región, originaria del hemisferio norte. Según explicó el botánico, este tipo de árboles no cuenta con las adaptaciones necesarias para resistir las condiciones extremas del clima magallánico, especialmente los fuertes vientos.
“Este árbol no es nativo de Magallanes y, por lo tanto, no tiene las adaptaciones necesarias para soportar los vientos. Los árboles nativos, en cambio, presentan mayor elasticidad y están mejor preparados para enfrentar este tipo de condiciones”, añadió.
La donación del árbol como leña busca apoyar a organizaciones sociales en un contexto en que la calefacción continúa siendo una necesidad crucial en el clima austral. Desde el municipio señalaron que esta medida responde tanto a criterios de utilidad como de seguridad.