Más que una capacitación técnica, el reciente taller del Programa de Transición a la Agricultura Sostenible (TAS) se transformó en un espacio de encuentro, identidad y reflexión colectiva para agricultores de toda la región de Magallanes. La jornada, realizada en el recinto Los Ganaderos, convocó a productores locales, representantes de INDAP, especialistas del INIA y académicos de la Universidad de Magallanes.
Lejos de centrarse únicamente en cifras productivas, el diálogo puso en valor el orgullo de cultivar en condiciones extremas, el sentido de comunidad y la vocación agroecológica de quienes trabajan la tierra en el extremo sur del continente.
Una hazaña con sentido
“Producir aquí es una hazaña, y hacerlo desde la agroecología, aún más”, afirmó Luis Sáez Tonacca, ingeniero agrónomo y académico de la Universidad de Santiago, quien lideró la jornada. “Se nota que no lo hacen solo por necesidad, sino por convicción”, destacó, subrayando el compromiso de los agricultores magallánicos con un modelo sustentable de producción.
Uno de los ejes abordados fue la comercialización con identidad. Sáez valoró que los productores de la región no enfrentan problemas para vender sus productos. “Por el contrario, ya comercializan y se sienten orgullosos de su trabajo. Esa madurez es excepcional”, sostuvo.
Asociatividad con propósito
El relator también puso el foco en la necesidad de fortalecer la asociatividad con sentido:
“Lo que no puedo hacer solo, puedo lograrlo con otros. Pero muchas veces impulsamos asociaciones sin un propósito común, y ahí fallamos como técnicos”.
A la vez, advirtió sobre la dependencia de subsidios y proyectos externos, señalando que los procesos colectivos deben nacer de la comunidad:
“Si la motivación es un bono, el grupo no se sostiene. La comunidad debe construirse desde adentro”.
Como ejemplo inspirador, citó el modelo cubano de cooperativas agrícolas, donde la producción responde a las necesidades concretas de la población, poniendo al ser humano en el centro.
Más allá de la producción
Este taller es parte de los dos años de implementación del Programa TAS, que acompaña a 20 agricultores de la región en su transición a prácticas agroecológicas, con financiamiento de INDAP y apoyo técnico del INIA.
El director regional de INDAP, Gabriel Zegers, valoró que esta iniciativa no solo busca aumentar la productividad, sino también fortalecer los vínculos humanos:
“El mercado local y campesino es un espacio donde quien compra el alimento puede establecer lazos de confianza con quien lo produce. Ese es un cimiento fundamental para la soberanía alimentaria regional”.
Lo intangible como motor
Para Rosa Cárdenas de Punta Arenas y Orita Teca de Puerto Natales, la clave está en lo intangible:
“Aquí hay cariño, empuje y un sentido de hacer y producir que va más allá de lo económico”.
Al cierre, Sáez destacó que muchos agricultores ya están asociados sin saberlo:
“Se ayudan, se reúnen, se apoyan. Falta alguien que ponga ese valor sobre la mesa y les ayude a reconocerse como colectivo. Ahí comienza el verdadero cambio”.