En el marco del 40° aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina, la Delegación Presidencial Provincial de la Antártica Chilena organizó una actividad interinstitucional en Puerto Williams, con un énfasis en la memoria histórica y la reflexión. Esta instancia reunió a personas mayores del territorio para recorrer sitios emblemáticos y participar en un diálogo sobre los acontecimientos que marcaron la resolución del Conflicto del Beagle.
Nueve integrantes del Club del Adulto Mayor “Rosa Yagán”, junto a otras personas invitadas, participaron en un recorrido por el Museo de Sitio Batería Róbalo, guiados por personal del Distrito Naval Beagle. Este lugar conserva vestigios del conflicto entre ambos países en la década de 1970.
Tras una ceremonia donde intervinieron autoridades navales y eclesiásticas, los asistentes se trasladaron al Museo Territorial Yagán Usi, gracias al apoyo logístico de la Municipalidad de Cabo de Hornos. Allí participaron en un enriquecedor diálogo sobre las experiencias de la comunidad local durante ese período y el impacto positivo que tuvo la firma del tratado mediado por el Papa Juan Pablo II en 1984.
La delegada presidencial provincial de la Antártica Chilena, Constanza Calisto Gallardo, destacó la importancia de esta actividad como un ejercicio de memoria colectiva. "Este tratado es un claro ejemplo de cómo las diferencias pueden resolverse de manera pacífica. Es valioso escuchar los testimonios de quienes vivieron esta etapa, algo que no siempre se conoce. Como Gobierno, buscamos fortalecer el recuerdo y el aprendizaje en la comunidad local a través de estas instancias”, expresó.
Los participantes, muchos de ellos testigos directos de la época, destacaron la importancia de recordar estos hechos para valorar la paz alcanzada. Rosita Hernández, residente de Puerto Williams entre 1966 y 1984, compartió sus memorias sobre los momentos de tensión vividos: "era un tiempo muy difícil, sobre todo para quienes teníamos niños pequeños. Vivíamos preparados para evacuar en cualquier momento. Nos pedían tener siempre listo lo necesario, como ropa interior, leche, y algunas otras cosas, porque no sabíamos cuándo podía sonar la sirena”, relató.
Hernández también recordó cómo el conflicto interrumpió los intercambios escolares entre Puerto Williams y Ushuaia: "En 1978, justo antes de que comenzara el conflicto, los niños que participaban en esos programas quedaron más tiempo en Ushuaia. Sin teléfonos, solo podíamos preocuparnos y esperar. Afortunadamente, todo terminó bien, y los niños regresaron felices, porque allá los trataron muy bien. Fue solo un susto."
Con la firma del Tratado de Paz y Amistad, la comunidad experimentó un cambio significativo. Hernández mencionó el alivio que sintieron tras años de tensiones en el Canal Beagle: "era horroroso ver cómo los buques argentinos se paseaban por nuestras aguas, como burlándose. Después del tratado, vivimos con más tranquilidad.”