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viernes, 13/09/24

Minga en Tierra del Fuego: agricultores chilotes mantienen viva la tradición para superar desafíos climáticos

Las autoridades del sector agropecuario también participaron en esta jornada, resaltando la importancia de la organización y la cooperación para el desarrollo de la agricultura local.

En la remota y desafiante región de Tierra del Fuego, un grupo de campesinos provenientes en su mayoría de Chiloé mantiene viva la tradición de la minga, una práctica ancestral de cooperación y apoyo mutuo que les permite enfrentar las duras condiciones climáticas y prosperar en la agricultura. Este espíritu de comunidad y colaboración es la clave para su éxito en una zona donde la naturaleza impone constantes retos.

Cada año, un grupo de 15 hombres y mujeres se reúne para llevar a cabo diversas tareas agrícolas. Este año, se han enfocado en la preparación de compost colectivo, que utilizarán en septiembre para acondicionar la tierra antes de la siembra. Su objetivo es producir al menos 60 sacos de compost, un fertilizante natural que enriquecerá el suelo sin el uso de químicos. La jornada de trabajo siempre concluye con una celebración culinaria, reforzando los lazos de la comunidad.

“Lo que hacemos es natural, sin químicos. Esto es beneficioso para nuestra salud y para quienes compran nuestros productos. Queremos entregar alimentos sanos, nutritivos y de calidad para nuestra localidad”, afirmó Margot Ruiz, una agricultora de Porvenir. Margot, descendiente de mapuches huilliches, llegó a la Patagonia desde Chiloé y ha dedicado su vida a la agricultura, primero en Timaukel y luego en Porvenir.

La preparación del compost es un proceso que comienza con la recolección de desechos orgánicos como guano, cáscaras de centolla y otros restos marinos, los cuales se mezclan con residuos vegetales y restos de alimentos. Esta mezcla se coloca en pilas que se voltean regularmente para asegurar una adecuada aireación y descomposición, resultando en un compost rico en nutrientes, ideal para mejorar la calidad del suelo.

Héctor Morales, agricultor y avicultor, destacó la importancia de la minga como una forma de vida: “Siempre hacemos mingas, ya sea para construir invernaderos o para cualquier otra tarea. Es la única forma de salir adelante. Hay que asociarse con el vecino, y esta es una manera de ayudarnos mutuamente”.

Juana Ruiz, propietaria del predio donde se realizó la actividad, reafirmó el valor del trabajo colectivo: “Siempre trabajamos colectivamente. Armamos los invernaderos juntos, sembramos cuando es necesario y nos ayudamos en las tareas. Nos organizamos y nos apoyamos mutuamente”.

Gabriel Zegers, director regional de INDAP, destacó la importancia de las políticas públicas que apoyan el trabajo comunitario: “Vemos cómo el INDAP se refleja fuertemente cuando la comunidad trabaja en conjunto. Las personas están replicando su trabajo y conocimientos, así como el buen uso de esta infraestructura”.

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