A mediados de mayo, la empresa Total EREN ingresó al Sistema de Evaluación Ambiental su ambicioso proyecto de amoníaco verde, que contempla 5 GW de energía eólica y 3,85 GW en capacidad de electrolizadores, con una inversión que supera los 16 mil millones de dólares. Este es uno de los cuatro proyectos de amoníaco verde a escala comercial que actualmente componen el portafolio nacional.
Así lo destacó Ana María Ruz, directora ejecutiva del Comité Corfo de Hidrógeno Verde, durante su intervención en el foro de la Alianza Internacional para el Hidrógeno y las Pilas de Combustible en la Economía (IPHE), realizado en Santiago en el marco del 43° Comité Directivo de IPHE, que por primera vez se celebró en Chile. “Tenemos cuatro proyectos de amoníaco verde a gran escala, con casi $40 mil millones de dólares en inversión y una proyección de 5,9 millones de toneladas de amoníaco verde. Esperamos que las decisiones finales de inversión comiencen en 2026 y la operación comercial en 2031”, señaló Ruz.
Entre los proyectos destacados se encuentra también Faro del Sur, de la empresa HIF Global, ubicado en Magallanes, que exporta e-combustibles y e-metanol a Europa, con compradores que además son inversionistas.
En el panel “Políticas públicas que impulsan el desarrollo de la industria del hidrógeno verde”, Ruz compartió escenario con Ángel Caviedes (Ministerio de Energía de Chile), Noriya Udagawa (IPHE Japón) y Patrice Millet (IPHE Comisión Europea). El foro IPHE reúne a 26 países y la Comisión Europea con el fin de coordinar políticas y fomentar el despliegue del hidrógeno y tecnologías asociadas en el proceso de transición energética global.
La directora del Comité resaltó además la estrategia de Chile para convertirse no sólo en exportador, sino también en fabricante de tecnología limpia, como respuesta a las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA): “Lanzamos convocatorias para la fabricación o ensamblaje de electrolizadores en Chile. Ya tenemos tres consorcios de Chile, España y China que instalarán las primeras plantas en Santiago y Biobío, con una inversión pública de 25,6 millones de dólares”.
Ruz subrayó que esta nueva industria puede significar un cambio estructural en la economía chilena: “Durante la última década, el PIB ha crecido en promedio un 2%, mientras que la minería ha aportado cerca del 9%. Esperamos que el hidrógeno verde y sus derivados generen un impacto económico similar, pero con altos estándares ambientales y sociales”.
