El continente más frío y remoto del planeta se convirtió en el aula más extraordinaria para un grupo de estudiantes chilenos, quienes vivieron una experiencia transformadora como parte de la Expedición Antártica Escolar (EAE). Seis estudiantes y cuatro docentes, provenientes de Lota, Ñuñoa y Las Condes, fueron los ganadores de la Feria Antártica Escolar (FAE), organizada por el Instituto Antártico Chileno (INACH), accediendo así al privilegio de conocer la Antártica y participar directamente en actividades científicas.
Durante su estadía en la Base Profesor Julio Escudero, estos jóvenes exploradores no solo conocieron de cerca la flora y fauna del continente blanco, sino que también trabajaron junto a científicos, visitaron bases internacionales y aprendieron sobre los efectos del cambio climático en un entorno único en el mundo. “La experiencia ha sido maravillosa, de mucho aprendizaje. Hemos visto la flora y fauna nativa del lugar y también ha sido un complemento en la relación con las estudiantes y profesores, aprendiendo a convivir y acercándonos más a las ciencias”, compartió uno de los jóvenes expedicionarios.
Entre los proyectos destacados se encuentra una innovadora propuesta sobre el uso de líquenes como bioindicadores del cambio ambiental, una iniciativa inspirada en investigaciones previas pero adaptada con creatividad y rigor científico por los escolares. “Buscamos un proyecto con líquenes, inspirados en uno que se hacía con caracoles. Pero los caracoles se mueven, los líquenes no. Entonces los agarramos de ahí”, explicaron los estudiantes.
Desde el INACH destacaron el valor de esta expedición, que permite no solo generar conocimiento, sino también cultivar el espíritu de colaboración internacional en el marco del Tratado Antártico, el respeto por el medio ambiente y la promoción de la ciencia sin fronteras ni género. “Aquí en la Antártica se respira un ambiente de respeto propicio para hacer ciencia. Y vemos cómo distintas mujeres han hecho investigación antártica, demostrando que la ciencia no tiene género”, señalaron desde la organización.
Además de realizar investigación en terreno, los jóvenes pudieron visitar otras bases científicas de distintos países, intercambiar experiencias y entender el rol que tiene Chile en la protección y estudio del continente blanco. “Me voy con una gran responsabilidad: llevar este conocimiento y experiencia a otros jóvenes para que se interesen en la ciencia y en proteger la Antártica”, dijo otra de las participantes.
Esta edición de la EAE —organizada antes del cierre de la temporada estival y del comienzo de la investigación invernal— se alinea con las siete líneas del Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIN) y con los objetivos del Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR), promoviendo el desarrollo de áreas de interés nacional e internacional.