Una inesperada e intensa jornada de precipitaciones vivió Punta Arenas el pasado martes, situación que dejó múltiples sectores anegados, viviendas dañadas y familias afectadas. El evento climático llevó a las autoridades a decretar alerta amarilla y suspender las clases como medida preventiva.
El desborde del estero Llau Llau fue uno de los principales focos de emergencia. En sectores como Barranco Amarillo, El Andino y calle Juan Williams, los vecinos enfrentaron serias complicaciones por la acumulación de agua. Empresas privadas y cuadrillas municipales colaboraron en las labores de drenaje con motobombas para mitigar los efectos del frente de mal tiempo.
En el sector El Andino, la vecina Marbet Díaz relató la difícil situación que vivieron: “Anoche fue terrible, se desbordó todo el agua que viene de arriba. Un vecino tapó una tubería con tierra y maquinaria, y nos inundamos todos. Esta situación viene repitiéndose desde el año pasado”.
Otro afectado, Juan Chascón, describió los daños sufridos en su vivienda: “Recién pudimos controlar un poco el agua. Tuvimos que sacar toda la lana de vidrio del entretecho. Las filtraciones afectaron las tres habitaciones, el baño, el living y el comedor. Esto ya había pasado hace un mes, pero no nos dieron solución. El cielo raso de hormigón está destruido”.
Las pérdidas materiales han sido significativas para muchas familias, quienes vieron inutilizados colchones, alfombras, muebles y electrodomésticos. “Podemos vivir acá, pero está todo mojado”, lamentó Chascón.
La mesa técnica del COGRID se activó durante la noche del martes para coordinar las acciones de emergencia. Las autoridades confirmaron que la alerta amarilla se mantuvo durante la jornada, con despliegue de recursos para atender los puntos críticos.
El escenario recuerda los daños ocurridos en el invierno pasado, generando preocupación ante la llegada de una nueva temporada invernal que podría agravar la situación.
