Con el objetivo de conocer de primera mano el estado de la lengua kawésqar, el director nacional (s) de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), Álvaro Morales Marileo, visitó en su hogar en Puerto Natales a Gabriela Paterito Caac, una de las últimas hablantes nativas de esta lengua ancestral.
Gabriela Paterito, además de mantener viva su lengua, guarda valiosas memorias de su vida en las canoas y en los canales del Kawésqar Wæs (territorio ancestral kawésqar). Durante la visita, compartió experiencias y reflexionó sobre los desafíos que enfrenta la preservación de su cultura.
"Estimada Gabriela, la estamos visitando con mucha emoción. Ha sido en verdad un privilegio conversar con usted", expresó Álvaro Morales Marileo, quien destacó la importancia de la lengua kawésqar en el contexto del declive de los hablantes nativos de las lenguas indígenas en Chile.
Por su parte, Gabriela Paterito mencionó las dificultades para mantener la lengua viva, señalando: "La vida que vivimos nosotros hoy no existe, y los mayores ya no estamos en condiciones de enseñar o hacer clases de nuestra lengua".
En el encuentro también participó Nelson Aguilera Águila, jefe de la oficina CONADI Punta Arenas, quien ha trabajado durante más de 30 años con el pueblo kawésqar. Aguilera, como antropólogo, valoró el conocimiento de Gabriela y destacó la profunda historia de su pueblo.
El pueblo kawésqar cuenta con una historia milenaria en los canales australes. Según Nelson Aguilera, lugares como la Isla Madre de Dios y la Isla Kalau, donde nació Gabriela, son testigos de una rica herencia cultural:
"Existen muchos lugares en los canales australes, como la Isla Madre de Dios o la isla Kalau, que atestiguan la existencia de este pueblo por más de seis mil años: pinturas rupestres, conchales, sepulturas, y por supuesto, la lengua, que lamentablemente, dada la escasez de hablantes, se encuentra en peligro", explicó Aguilera.
En un ambiente de confianza y alegría, Gabriela compartió anécdotas de su infancia, reviviendo la vida nómade en los canales. Contó cómo en una ocasión, mientras buceaba en Cabo Ladrillero, tuvo un encuentro inesperado:
"Me zambullí y al salir vi algo gigante, como un tiburón o un cachalote que pasó al lado mío. Salí del agua, pasé por la playa y seguí corriendo hacia el monte por el susto", relató entre risas.