Se estima que el juicio oral contra Felipe Rojas, presunto autor del asesinato de Fernanda Maciel en febrero de 2018, se extenderá por aproximadamente un mes. El hallazgo de los restos de la joven embarazada y su bebé en gestación se produjo casi 16 meses después, en junio de 2019, enterrados bajo tierra en el patio de una bodega en Conchalí.
El sujeto, conocido por sus cercanos como “el Bodeguero”, enfrenta cargos por violación con homicidio, aborto, inhumación ilegal y hurto simple, según lo acusado por el Ministerio Público por este brutal crimen.
Hoy miércoles 15 de marzo se realiza la octava jornada del juicio. La jornada de este martes estuvo marcada por la presentación de pruebas científicas, que incluyen pericias a los celulares de Maciel, Rojas y Luis Petersen, la entonces pareja de la víctima y padre de la bebé que estaba esperando ella.
Además, testificó la excuñada de Felipe, quien reveló supuestos episodios de violencia del imputado antes del crimen. Estoss concordarían con un testimonio que entregó una anterior pareja de él.
Los hechos de violencia que habría protagonizado Felipe Rojas
Antes del 2018, la mujer fue pareja de un hermano de Felipe y vivió con los Rojas Lobos durante casi un año. Durante los cuatro años que mantuvo una relación cercana con ellos, presuntamente fue testigo de los episodios de violencia del sospechoso contra su propia familia y novias de aquel entonces.
Durante su testimonio ante los jueces del tribunal, la testigo recordó dos incidentes específicos. El primero involucró una discusión entre el imputado y su madre, durante la cual presuntamente hubo agresiones físicas por parte de Felipe hacia su progenitora y causó daños a una televisión que destruyó a golpes.
El segundo incidente que rememoró la testigo fue cuando supuestamente escuchó a Felipe expresar su deseo de asesinar a su hermano mientras sostenía un cuchillo en la mano.
La acusación contra Felipe Rojas
Los dichos de la excuñada del imputado se suma a una denuncia que presentó una expareja de Rojas en Carabineros, en 2017.
“Comenzamos a salir, iniciando un pololeo. Los primeros meses fueron casi normales: discutíamos y me decía improperios. Pero en septiembre comenzó con agresividad física”, contó la mujer.
“En su casa se descontroló. Comenzó a agredirme y a discutir con un niño que estaba afuera, jugando con petardos. El ruido le había molestado y por eso quiso salir a pegarle, pero el portón estaba cerrado. Ahí tomó una gran piedra e intentó tirársela. Llegó uno de sus hermanos y entre él y yo logramos reducirlo para que se calmara”, dijo en su acusación.
