Desde el colegio le ha gustado el atletismo, pero no lo practicó mucho pues el apoyo siempre fue para el fútbol. Muchos años después, se reencuentra con el mundo de los 'runners' (corredores) como se les conoce en inglés para desestresarse y disfrutar esa "libertad que le da el correr", cuenta Pablo Triviño, magallánico de 36 años, sin imaginarse que iba a llegar a los maratones más importantes del mundo.
"Hace un año una amiga me invitó a un club de running de Santiago y comencé a entrenar en el club Corre Mundos en donde hay personas de hasta 74 años que viven la misma pasión...", explica el deportista.
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Aunque ya había corrido en 2018 la maratón de Santiago, reconoce que le fue mal porque no estaba nada preparado. Sin embargo el año se animó a ir por la de Viña del Mar en donde se le notó ya la técnica y cuidado de su cuerpo para lograr llegar a la meta en un tiempo "bastante bueno para decir que recién hacía mi segunda maratón, que fueron tres horas y tres minutos".
Tras esto, decidió enfrentar los mayores desafíos que pueden tener los corredores en el mundo, que es participar en los Six Majors, que reúne las seis maratones más importantes y desafiantes del mundo, entre las que están la de Londres en Inglaterra en donde Triviño corrió recién el domingo pasado.
Aún con sus piernas fatigadas, pues como el mismo lo reconoce, la exigencia de correr 42 kilómetros y 195 metros es "casi inhumano" e incluso han habido casos de personas que pierden la vida, como le sucedió a un empresario que corrió la misma maratón de Londres. Sin embargo este magallánico, que junto a 82 chilenos y el único representante de la región, no solo logró llegar a la meta, sino hacer un tiempo bastante bueno, 2 horas y 45 minutos que lo dejó entre los tres chilenos con mejores tiempos y dentro de los 900 atletas, de 48 mil que participaron en la competencia.
Dentro de sus recuerdos más preciados de esta primera gran maratón, es ver la gran cantidad personas del mundo que asisten a competir, pero además como toda una ciudad se volca a la calle a apoyar, gritar, regalar fruta y agua para animar a los atletas. En su caso, unos amigos y su pareja lo esperaban disfrazados en uno de los kilómetros más complejos, según relata Triviño, el kilómetro 35 en donde la mente compite con el cuerpo cansado para rendirse.
Ojalá las próximas maratones sea al menos el mejor chileno como el gran Omar Aguilar
dice Triviño.
"Empieza una constante conversación ente el cuerpo y la cabeza (...) Ahí recibí una inyección de energía que me acompañó hasta el kilómetro 38, en donde después de dos horas corriendo con lluvia, me vino una contractura de gemelos. Tuve que parar, enlongar. Es heavy porque la cabeza quiere algo y el cuerpo no. En ese momento pasó un compadre que me tomó el brazo y me dice: -come on- (vamos) y quedaban 900 metros, 600 metros, la alegría era increíble", recuerda con emoción Pablo.
Sus siguientes pasos serán sin duda ir a otras maratones en donde seguirá llevando al límite su cuerpo y dejando en alto su bandera y orgullo de ser magallánico.
"La idea es completar los seis maratones: uno fue Londres, espero el próximo año correr en Boston; luego están Chicago, Nueva York, Berlín y Tokio. Luego de esto quienes hacen las 'Six Major' hay un reconocimiento que hacen, que te entregan una medalla que representa haber culminado este circuito (...) Ojalá las próximas sea al menos el mejor chileno como el gran Omar Aguilar (...)".
