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sábado, 04/05/24

Estudio revela fascinantes detalles sobre una misteriosa flora de la Patagonia que compartió su tiempo con dinosaurios

El descubrimiento tuvo lugar en el valle del río de las Chinas, al norte de Cerro Guido

Un reciente artículo científico en el que colaboraron investigadores e investigadoras del Instituto Antártico Chileno (INACH) revela fascinantes detalles sobre una misteriosa flora de la Patagonia austral que compartió su tiempo con singulares dinosaurios en lo que hoy es Cerro Guido y el valle del río de las Chinas.

El hallazgo permitió describir detalladamente doce troncos y tallos fosilizados que dan cuenta de la diversidad arbórea que alguna vez habitó la región más austral de Chile hace 68,9 millones de años.

El descubrimiento tuvo lugar en el valle del río de las Chinas, al norte de Cerro Guido, provincia de Última Esperanza en la región de Magallanes y de la Antártica Chilena, localidad cercana a Torres del Paine.

La revelación se produjo en el marco de las expediciones paleontológicas organizadas por el INACH y la Universidad de Chile, y que buscan desentrañar los misterios de la historia natural de la región y cómo, durante más de 20 millones de años, mantuvo intermitentes conexiones terrestres con el continente antártico que modelaron la diversidad biológica del extremo sur de Sudamérica, de la península Antártica y de regiones distantes como Australia y Nueva Zelandia.

Los fósiles de madera, que varían en longitud desde los veinte centímetros hasta dos metros, fueron examinados mediante microscopía óptica, siendo uno de los primeros estudios detallados que se publican sobre la anatomía de la madera del Cretácico superior de esta localidad. Esta indagación no sólo arroja algunas luces sobre la riqueza de la flora que existió durante el Cretácico superior, sino que proporciona datos esenciales sobre el entorno donde estas antiguas plantas prosperaron.

La Dra. Cristine Trevisan, paleobotánica e investigadora del INACH, releva la importancia del reciente descubrimiento, ya que permite comprender la evolución de los bosques del pasado y la conexión histórica entre Sudamérica y la Antártica. “En términos paleobotánicos, la posibilidad de encontrar fósiles de hojas, semillas, frutos y maderas en un mismo sitio es destacable, ya que normalmente estas estructuras se encuentran separadas en el registro (...) Las circunstancias únicas de preservación, con la fosilización conjunta de estos elementos, permiten una detallada reconstrucción del bosque y su entorno, contribuyendo al conocimiento del cambio climátio (...)”, comenta.

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