En un paso significativo hacia la profundización de sus lazos con América Latina, el gobierno de China anunció que a partir del 1 de junio de 2025, los ciudadanos chilenos podrán ingresar a su territorio sin necesidad de visa para estancias de hasta 30 días. La medida, que se extenderá hasta el 31 de mayo de 2026, fue confirmada por el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lin Jian, y también beneficia a los ciudadanos de Brasil, Argentina, Perú y Uruguay.
El anuncio marca un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales entre Chile y China, en momentos en que ambos países mantienen un comercio bilateral que superó los 60.000 millones de dólares en 2023, destacando productos chilenos como el cobre, las frutas y el vino.
La eliminación del requisito de visado tiene como objetivo fomentar el turismo, facilitar los viajes de negocios, promover el intercambio cultural y simplificar los trámites para visitas familiares o de tránsito. Con esta decisión, China busca fortalecer su política migratoria aperturista, que ya contempla a 59 países, entre ellos Estados Unidos, Canadá y naciones europeas.
"Esta política permitirá a los ciudadanos chilenos visitar China de forma más sencilla y económica", señalaron desde el Ministerio de Relaciones Exteriores chino. La medida es vista como un gesto estratégico por parte de Beijing para estrechar lazos con América Latina, una región de creciente interés geopolítico y comercial.
Para los chilenos, este cambio significa una importante reducción en la burocracia y los costos asociados a la obtención del visado. Hasta ahora, los trámites requerían tiempo y documentación compleja, lo que limitaba las posibilidades de realizar viajes de corta duración.
María Fernanda Rojas, presidenta de la Cámara de Comercio Chileno-China, celebró la medida: "La eliminación de barreras burocráticas abre un nuevo horizonte de oportunidades tanto para turistas como para empresarios. Es una muestra de confianza y reciprocidad entre ambas naciones".
Desde el sector turístico y empresarial se espera que el flujo de viajeros chilenos hacia China crezca en torno al 30% durante el primer año de implementación. Además de los destinos más conocidos como Beijing, Shanghái o Shenzhen, se proyecta un mayor interés por recorrer regiones menos visitadas, generando un enriquecimiento cultural mutuo.